Un Felipe-Felipe... este es uno de los primeros recuerdos que tengo del primer "Mafalda" que me leí, y si soy más exacta diría un Filipe-Filipe, porque ese número 1 de "Mafalda" lo teníamos en gallego. Me lo releí tantas veces... Pasaron muchos años hasta tener todos los otros números.
Hoy han anunciado que le dan el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a Quino yestoy muy contenta. Me parece muy merecido y aunque también me gusten mucho sus otros trabajos, no puedo evitar, como casi todo el mundo, pensar en Mafalda y compañía al oír su nombre.
Así que mi pequeño homenaje a este autor será homenajeando a su vez a mi personaje favorito y con el que me siento más identificada: Felipe, Felipito, o Filipe-Filipe, haciendo una selección de los que son para mí sus mejores momentos.
(Quino se inspiró en su amigo el periodista Jorge Timossi para crear a Felipe. Timossi murió hace unos años y aquí, en la necrológica que publicó El País, se cuenta un poco la historia).
¡¡ Qué bien me lo he pasado leyendo Paul en los scouts !!
Su autor es el canadiense Michel Rabagliati (1961), un fan desde pequeño de Spirou, Tintín, Astérix etc... y que, pese a ser diseñador gráfico profesionalmente desde 1982, no empezaría su carrera como autor de cómics hasta 1999, con 36 años, momento en el que publica su primer cómic: Paul en el campo, el primero de una larga serie semiautobiográfica protagonizada por su alter ego Paul. Unos cómics que le han dado muchas alegrías por las buenas críticas y premios que ha recibido por todos ellos. Lleva publicados siete números y en España de momento seis.
El último que se ha publicado aquí ha sido Paul en los scouts (Astiberri,2014).
Hace tiempo había leído algo sobre Paul... (no recuerdo cuál) y sobre su autor. Me tuvo muy buena pinta, pero entre que cada vez estoy más alejada del mundo del cómic (muy a mi pesar) por sus precios y sobre todo porque no tengo una tienda especializada a mano para tentarme, lo olvidé enseguida. Hasta que esta Semana Santa, en un viaje, no pude evitar entrar en una y allí me estaba esperando Paul en los scouts. La verdad es que, hojeando varios, todos me apetecían, y con Paul en los scouts tenía miedo que uno de los temas principales volviera el cómic un poco ñoño... Pero, para qué engañarnos, ese tema precisamente me atraía más que ninguno, la nostalgia de mi infancia ganó por goleada y me lo llevé.
La historia de este volumen nos cuenta un momento de la infancia de Paul (un chaval a punto de cumplir los 10 años que vive en Montreal) entre el verano de 1969 y el otoño 1970, justo cuando el Frente de Liberación de Quebec actuaba con más violencia (reclamaban la independencia de las zonas francófonas de Canadá). Aunque estos hechos se verán de fondo en la vida de Paul, a él le sucederán varios acontecimientos más importantes en la vida de un niño. Le rondará su primer amor, verá su futuro como historietista, ingresará en los scouts, (donde se lo pasará de maravilla y conocerá a gente que le marcará para siempre) y por desgracia vivirá un trágico suceso...
Una historia narrada estupendamente, con unos sencillos dibujos en blanco y negro que están muy bien y con la que disfruté muchísimo. Personalmente me vinieron a la mente muchos juegos de mi infancia y mucha gente que, aunque la distancia y el tiempo nos separe, dudo que alguna vez olvide.
Así que aquí me quedo con mis recuerdos y con muchas ganas de leer otro número de Paul del que creo que me convertiré en una fiel seguidora.
Y de un Paul a otro Paul, no puedo evitar ponerme melancólica con esta versión que hace Paul Weller de Thinking of you.
¡Maldita portada! Ella es la culpable de que esté posteando este libro (y no como una recomendación precisamente...) Cuando vi la portada de Romanticidio (2013), enseguida me llamó la atención. Aparte de parecerme bonita, tenía el añadido de ser de la editorial Blackie Books (editorial a la que tengo en gran estima por habernos dado la oportunidad de leer uno de los libros que más me ha gustado en estos últimos años: Cosas que los nietos deberían saber ). Así que un día, pensando en que me apetecía leer algún libro reciente, me vino a la cabeza esta novela. No recordaba muy bien de qué iba, la verdad, me sonaba que la protagonista estaba obsesionada con morir de una manera ridícula (cosa que me aterra) y poco más. En mi librería habitual no lo tenían y decidí encargarlo, pese a los 18 eurazos que costaba y pese a que no tenía ni idea en dónde me metía (de vez en cuando mi vena consumista se apodera de mí y no me deja razonar).
¡¡Tremendo error!! Pero el error no fue que no me gustara el libro, que eso, lógicamente, puede pasar, aunque sepas de qué va la novela. El error fue que al llegar a mis manos y leer la contraportada (cosa que no había hecho...) se me puso cara de Montserrat Caballé en el anuncio de navidad...
"Estas son las tres premisas fundamentales de toda relación de folleteo", así empieza el resumen. Lo siento, pero usar la expresión enrollada "folleteo" ya me echó para atrás de inmediato. Y que al final de la reseña ponga entre otras cosas: "dirigida a las porno- románticas.... " HORROR!!.
Igual exagero, pero sé que si hubiera leído esa contraportada, no hubiera comprado esta novela.
Ya que la tenía y que me había gastado ese pastizal (estoy pobruna), decidí empezarla, aunque con mucho prejuicio, lo reconozco.
La historia, escrita por la italiana Carolina Cutolo (1974), va de una chica que pasa olímpicamente del amor, trabaja en un bar y es especialista en cócteles. Un día tiene una absurda caída que la deja en coma, pero en un coma en el que puede escuchar todo lo que dicen los que la van a visitar. Claro que todo lo que escucha no es plato de su gusto y le hará meditar sobre su poco "romántica" vida.
La conclusión final, aparte de que no me gustó, es que no puedo evitar compararla con algunas series que aunque ya me tienen harta, las sigo viendo una y otra vez por puro entretenimiento, masoquismo o serieadicción (como queráis llamarlo). Sólo puedo destacar que se lee en dos días, que vienen las recetas de todos los cócteles que menciona (que no son pocos) y que tiene un gran final, un final que ya me gustaría para algunas protagonistas de ciertas series...
Odio la última temporada de Sexo en NY, sobre todo la etapa del ruso (en la foto) y aún así lo sigo viendo cada vez que me coincide. Por favor... No me juzguéis!!
Y nada, después de este desahogo postcompra, queridos lectores, tengo que confesaros (no sin cierto reparo por el batiburrillo en el que estoy convirtiendo este post...) que cuando leo las palabras muerte y ridícula juntas, no puedo dejar de cantar el bello estribillo de una canción de Def Con Dos: PÁNICO, PÁNICO, PÁNICO,Pánico a una muerte ridícula!!